miércoles, 28 de septiembre de 2011

Grita.


Un nudo se apodera de mi garganta, no me deja respirar, un inmenso dolor comienza a hacer huella en mi estómago, y esas inmensas ganas de gritar que no me dejan sola ni un puñetero instante
¿Qué ocurre?
 No puedo con esto, no yo sola, te necesito, como en los viejos tiempos. Cierro los ojos con fuerza.
 Un portazo en medio del silencio de la casa, y de repente, otro golpe, los nudillos de mi mano izquierda escuecen, y una abolladura aparece en la pared. No puedes ni un segundo, no puedes así
No merezco esperarte. No sirve contestarle mal. Tengo que valorarme más. No me dan de lado.
Relajarme, escuchar música, sentir e intentar bailar, es lo que me saca sonrisas, pero eso tampoco ayuda.

 Necesito salir corriendo de aquí, huir, esquivar a los coches y a la gente, correr por la carretera, y sentirme libre, libre de verdad, ligera,  como si fuera a volar, tan ligera como una pluma, sin sentir nada aquí dentro,  sin peso, sin sentimientos. Corre, puedes, puedes hacerlo,  puedes sentirte ligera y libre, puedes volar.
 G-R-I-T-A hasta quedarte ronca, mata a alguien si hace falta, pero se feliz, te lo mereces…

Me lo merezco.

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